Lo vi aquí.
Si puedo asentar bases forzosas para la identidad interior, individualizada (orgullo de el oximorón), plena y progresiva. Cabe decir menos de la capa exterior (que teóricamente analizada tampoco resulta ser tan externa) pues aunque hay circunstancias patentes, no hay una relación crítica que disponga las merecidas conceptualizaciones a los casos comunes y extraordinarios. En parte, hay culpa para la evitación de esa posición analítica en laconstante subjetivización estética de la recuperación, no sólo por la enorme satisfacción incluida en la imagen de saberte incorporada en el cotidiano recubrimiento, sino por la más objetiva apariencia concreta que llegabas a adquirir (oh, todo es subjetivo cuando sabes que eres tú quien objetiviza) bajo el influjo de el turquesa jaspeado en cielos e hilado en cobre.
Y mira cómo la imagen se concentra en el contraste de los tonos y sus texturas y halla afinidades entre los círculos y así, potenciando tales dones, retrata la cualidad compartida.
