Siendo que toda chispa quiere ser parte de la materia solar, siendo que cada expresión se quiere pensar inscrita en la lectura metafísica, cada imagen se busca en la impronta de la trascendencia, así la representación construida tiene la intención de ser un reflejo o verse reflejada o ser parte o ser imagen sintética de los grandes conceptos inmanentes. Desde ahí me cuestiona queriendo saberlo y yo mismo reviso mi entendimiento de ellas y sus líneas trascendentes. Sin ser momento de analíticas ni censos exhaustivos, por lo menos vale situar la la cuestión, saber en qué medida la imagen iconificada en la construcción mutua halla un enlace con imágenes y concepciones superiores ya establecidas. Bajo esa intuición se desarrolla la organización cualitativa de apariciones razonadas, el resultado adolece de una primaria errata que desdibuja cualquier consideración seria, los hábitats frecuentados relucen por una parcialización popular y rehuyen de propuestas más serias; por otra parte, el tratamiento de tales honduras se manifiesta en composiciones articuladas de mayor extensión. Pero por lo menos como atisbo y pista pre existente se admiten los número y la variedad. La vía más fácil identifica la intersección con la revelación de la monodias contrapuestas o, en segunda instancia, el conocimiento en sí (y transversalmente el enclaustramiento en que habitan); y esa respuesta podría ser harto abundante y satisfactoria si la conciencia no prevaleciera exigiendo la revelación de una lectura parcial y enclavada en un momento mientras que los significados encerrados se inscriben en la trascendencia y progresión. Desde esa reversión de perspectiva lo más similar es demasiado similar aunque más áureo e instalado en lo mistérico; todavía no resulta convincente aunque exige mejor estudio. Así, en el marco de la misma lectura circunspecta, establezco la iconografía como innata y desplegándola de sí se definirá en sus referencias y consecuencias según su propia escencia.
La decapitación es clave para instalar el objeto, el triunvirato se revela como impuesto y así se connota como partícipe de otra dimensión, el contexto termina por redondear la idea que el título revela; sólo incomoda la elusiva simetría de las manos.
