2018/03/26

Progresión.

Deviene el devenir sin sentar precedentes, sin señalar hitos, sin identificar el peso de la eventual importancia de la inane circunstancia.
Entre toda la nada, sin embargo, se ilumina desde una faceta insospechada algún matiz impensado; hallo por aleatoria convergencia una grieta desde la que escapa la noción.
Nunca me hallo preparado, siempre es inédito y sin embargo parte de una naturalidad oscura, de un fluir copioso y silencioso.
Ingreso en un terreno tan andado que no debería guardar sospechas, tan conocido que lo creo olvidado, y por la grieta irradia la pasmosa interpretación invisible o la claridad revelada o la efeméride truncada o cualquier presencia, fantasma o granítico icono.
Siempre acarrea multitudes y se hacen visibles algunas aunque se sientan también las otras, son todas dolorosas mientras son placenteras también, son ideales hasta la utopía y concretas hasta la intangibilidad.
Siguen siendo emociones, reflejos portentosos de la más abigarrada información; relámpagos de trascendencia, iluminaciones de oscuras filosofías; perfecciones estéticas, revelación de la perfección truncada; son progresión.
Es la ausencia que se hace presente.

2017/09/09

Colours.


No se remplaza la sísmica fascinación manante de el simple atisbo de cercanía, de la insinuación de el gesto, de la promesa de la voz vertida o la radiante óptica.  De al literalidad a la epifanía metafísica, de la brillantez intelectual a la fundamentalidad cósica; todos los matices, la paleta absoluta, toda la gama de todas las gamas; las impresionantes impresiones impresionistas, la iridiscente resolución onírica, la intriga de el claroscuro, la furia de el naranja, el cariño de de la mostaza, la resolución de el verde, la real dignidad astronómica de el lapislázuli, la sofisticación progresiva de los morados, el mañana de los lilas, la sinceridad de el nácar.

2017/04/01

Polaridad cartesiana.

Borderline - Mamazmeilor
Borderline - Mamazmeilor.
Lo vi aquí.

La inquietud no dirime la medida de su ascendente; la cualidad de inquietar no manifiesta la trascendencia de su adjetivización; el ser inquietante no es precisamente la definición de una inquietud ni la objetivización de la acción que inquieta.  Inquietante se es en la medida en que siendo se esta retando la definición de ser sin llegar a tentar la permanencia en el siendo por alcanzar el ser.  Ese reto demandante define a su vez la valorización de una retorcida escala que ha perdido la definición de sus parámetros e incluso la necesidad de su habitabilidad.  Esa interpelación a la medida y la cualidad de ser se presenta adelantada a el momento justo en que pasamos, o intentamos pasar o deseamos pasar, de la vivencia cotidiana a la contemplación trascendente, de el análisis a la epifanía; esa interpelación, siendo el cuestionamiento a el ser, resulta ser la definición de la verdadera trasunción de lo mismo, digamos que la muestra objetivada de la escencia.  Ahí, en al constante iteración de logaritmos negativos, se presenta tu estela polarizada recalculando las tendencia para reorganizarlas en vectores que no anulan su carga productiva pero si intentan converger con su distal.
Un contraste equilibrado, matemáticamente estético, casi demasiado sencillo pero determinado por la noción de una alteración en la simetría instalada en ella misma y su definición.  La anomia parece accidental y sin embargo instala una reflexión inmersiva e interpelante.

2017/03/25

Mistérica.

Manzana.

Divinidad manifiesta en la nimiedad invisible de el detalle imperceptible, en un viento, un suspiro, una onda sin radio, un milímetro mimético, un dejo de quejido, una coordenada inhalable; manifiesta en la trascendencia de un capricho, en una tergiversación de la crudeza, un comentario incongruente con la línea hilativa, un paso elegante dejando una huella sin límite, un querer que sea más allá de la limitación de sus propósitos, una negativa, una afirmación; manifiesta en la superestructurada sofisticación de el gusto que se eleva de sí misma como si no tuviera base ni responsabilidad, en la claridad de la aseveración incoherente, la mirada microscópica que halla universos esquivos, la paz que se declara tesis directiva sobre la informe estancia, el caos que se presenta como respuesta única a la verdad apastelada.
Escencia, escencia escencial, sublimada y sublimante, definitiva y definitoria, la existencia y la significancia trascendente dinamizada en si misma sin que antecedente o corolario se sean necesarios para expresar su estado, obelisco iridiscente, vector trascendente, gusano metafísico, gema incandescente, esfera vibrátil, humilde perfección disfrazada de perfecta negativa; se es el caso siendo el orden, se manifiesta el fulgor incendiando los soles, se calman los clamores por respuestas instalando las preguntas entre sutiles martillos y diminutivos yunques, y más allá, más allá de las vibraciones retumbantes, más allá, hasta cuestionar el huevo y comunicar a la escencia que se es escencia siendo unidad dialéctica trascendente.
Naturaleza, continente metafísico, volumen de aristas manifiestas, más pretenciosas de lo tangible, color, fulgor, textura; diría que aquí cabe la estética en cuanto su trascendencia se asienta en la forma perceptible, diría que aquí caben los plácemes en cuanto la física abre la ventana a la metafísica, diría que aquí cabe la aquiescencia de ser en medio de el estar; diría fuego, diría prisma, diría organización molecular, algoritmo celular, genética progresiva, tridimensionalidad ostensible, raíz y fruto apetecible.
Infinito el primer misterio, incontable, inabarcable, inexpresable, e increíble; y sin embargo tan presente y contundente, innegable, apreciable en el tiempo extendido sobre sí mismo, en su concreción milimétrica, en su análisis infinitesimal que divide la realidad sin hallar el átomo, develando sin embargo, la ominosa inundación que subyuga las pretensiones incapaces de hallar los dígitos, las potencias, los verbos, los nombres, los adjetivos, filias y fobias, las torres, guijarros y matices de colores, los signos, símbolos y connotaciones, los minutos, segundos y eones, los grados, gradientes y bemoles, las luces, las escalas, las glosas, los dones, los artilugios, muletas, traducciones y trasposiciones, ni tan siquiera las hipótesis, las dudas o proyecciones, las inquisiciones, las ilusiones, que pudieran intentar hallar la comprensión de un paso, una letra, un cuanto, un día de la experiencia de ser infinito contenido en el infinito.
Sensibilidad en función de las medidas de la naturaleza y el infinito escencial, un músculo, un ejercicio, un ojo omnisciente que apenas descubre su ignorancia, una lección extendida como una lente, como un prisma, como un influjo, como la conciencia alterada que reordena su testimonio, como el dictamen de el juicio final, como la suavidad comparativa de la dureza filosofal, como la revelación de la necesidad de este discurso, como el pero, como el qué; en función de el descubrimiento regulado por el plan maestro que erupciona de epifanías y desvela comprensiones inalcanzables; en función de el ábaco y el diccionario, de la caja de herramientas y el manual de instrucciones, de el paso que mueve paralelos oscilantes en funciones de onda girando sobre los dos, sobre los cuatro ejes; en función de el análisis, en función de el nexo que posiciona los flujos en alternancia vanguardista, en dinámica dialéctica, sin temor a la antítesis, sin rencor por la tesis sin conformismo con la síntesis.
Sofisticación como la llave que permite alcanzar, desde la inoperancia de el estar, la progresión infinita de los vectores insinuados; doble hélice ascendente, trascendente, fulminando la señalética de un camino imposible de andar; el exponente que iza la idea, desde las insinuaciones de luz hasta la refulgencia de la certeza de no saber sabiendo que no se sabe, envuelta en el reflejo de lo que será la medida de lo apreciable; la verdad rimada, la revelación coordinada, el cánon encantado en la topológica desafiante de esa turgencia invariable en su dinámica; el adjetivo inconforme que rehuye de veredictos, la prosopopeya, la metáfora y el agnosticismo que las enarbola mientras camina sobre el agua; el pliegue decimonónico, el barroco y su pincelada, el barroco y su puntillosa fanfarria, el barroco y sus turgencias descordinadas que se rehuyen a el tiempo que se ven a sí mismas; el himno progresivo alabardeando el futuro, signando el camino vertical; el nombre, los nombres; el gusto, el florilegio que en su extenso devaneo, invierte en insinuaciones para reflejar las siluetas de las certezas.
Eternidad, la palabra sugerente, la promesa negada, la observación ocurrente, el vistazo indirecto, el regalo, la miga, el papel confluyente, el lema olvidado, el roce, el ímpetu, el aroma, el vocablo, el nombre, el número, la negación y el ascenso; se llega por la simple contemplación, por el testigo inoperante, munido de la propia voluntad delegada; por el intento de leer que en sí mismo es la lectura expresada; por el análisis que no sintetiza y la resignación de haber hecho las preguntas a un espejo y de verse reflejado en la mirada.

2014/02/01

De el tarot de la garra.

JosefinÖhrn - AntonÖstlund
Lo vi aquí.

La analítica es superior a cualquier espeleología, más allá de la reducción de lo aprehensible a una imagen desangelada, el conocimiento que realmente sostiene tanto el concepto como el recuerdo, reconstruye esa construcción enhebrando su estancia con su sensia, en ambos momentos, de sustentación responsable y de coherencia independiente.  Y es así cómo es que puedes ser algo distinto a lo que eres y aparecer bajo apariencias que no adquiriste.  Y la alusión es más que ello porque se imbuye de identidad en la construcción de la voluntad mesmerizando el referente concreto.
Y todo sin llegar a la idealizacion, deteniéndonos antes de ponernos metafísicos, sosteniéndonos ante el abismo anómico de irrealidades trascendentes que te encumbra mientras nos proyecta en el infinito descarnado.  Dejándonos abundar en la inapelable laxitud de las medidas que se iluminan con fotones particulares dejándonos apreciar las configuraciones sarcoideas y su dinámica encadenada a el rigor de lo cruelmente balanceado.
Hay sencillez e inmediatez pero la conjunción lumínica y capilar se alían en la creación de una identidad negativa que inquieta a el interés.

2014/01/01

En el centro no hay mitades.

-- - YuHongKuo

Sin limitar las opciones aquí la referencia más directa se impone y marca un camino de similitudes hasta el ave inglesa y siendo más historicista, a la doble eme; pero la introspección latente despierta y activa sus propias cadenas iconográficas y entre el reflejo y la construcción conceptual idealista se graba como la aparición de el positivo la noción de reverenciar tu presencia.  Pero hay algo más en este sabor, hay un detalle que no se evidencia sino se insiste en exigir una explicación y aún si la respuesta es abundante en variedad, no se espera más que con confianza, que sea absoluta.  La separación cromática halla una línea divisoria coincidente con la división de la masa corpórea y con la definición subjetiva de la presencia elemental.  Y el resultado es un ser que no está o no es mientra está; y el resultado es la imagen de la percepción y impresión que lo inasible deja en el etéreo tamiz referencial.
La imagen deja apenas un foco para concentrar la lectura y concretar la expresión; la fórmula funciona porque el sema sostiene cantidad de líneas emotivas variables en la lectura de su multifacético contexto.

2013/12/01

Indeterminación.

UnderTheFogWeRest - MartaGiaccone
Lo vi aquí.

Lo que es necesario es definir si la unidad se manifiesta repartida entre dos significantes o sí es una sólo significado expresado en dos lugares.  Accesar a un concepto sin denotar sus límites redunda en la proposición alterada de deificar la circunstancia cotidiana.  Sea por la bifurcación o la doble identidad, entre el ser y el no ser transcurre la desestabilización de el verbo y la denotación de sus conjugaciones.  Esta particularidad indefinida establece una cualidad distinta a la que surge de cada una de las posiciones, habitan pues tres distintas percepciones que conmutan alternativamente distintas percepciones.  Si el concepto se forma por la intersección de dos momentos; está por un lado el recuerdo dinámico, en fuga si se quiere, apareciendo en el horizonte como chispa redentora en el vacío gutural de algún abominable cósmico; y enfrente, el recuerdo inerte disipando su poder en sí mismo como el sol decadente que ni ilumina ni calienta pero existe por que fue y por que será magnífico.  Si el concepto es el consenso coherente de los estadios, está la doble presencia de lo que es y lo suponemos que es sin que puedan hallarse aunque hagan mutua referencia vinculante.  Y si el concepto se eluda a sí mismo proponiendo la indeterminación como propia, está la superposición significante de lo que es y no puede ser, de lo que debería ser y no es, de lo que sigue siendo sin haber sido.
La imagen encierra la misma incógnita, de ser una o ser dos o ser ambas; en esa respuesta elusiva radica su potencial estético alimentado por la forma en que se presenta.