No estoy seguro de haberme dirigido por estas ramificaciones, tal vez sea una queja reincidente, de ser ese el caso, su origen no está en la oportunidad que ofrece una ventana para exhumar memorias, ni en la obstinación de una idea pertinaz que arremete inconsciente con la contancia de la presencia contínua; es una especie de combinación procesada y regurgitada de ambas tendencia pues si bien siento mi órgano tangible sensible como si hubiera criado un arbusto de zarzas espinozas que lo atravieza y supera, donde cada pinchazo es un pretérito inalcanzable, también sé que sólo aparece sangre cuando hay un trozo de estrasa blanca que la reciba.
Y es que es una gota de vacío que se agrega a el mar de tu ausencia, pero una gota identificable entre todas porque aún ahora no puedo llegar a ver mi mano siniestra cuando organizo las videncias que compartimos sin dejar de resaltar que cada una tiene un gran peso objetivo.
Y esta no es ninguna pretendiendo ser todas, ni siquiero creo creer que seas tú ni creo que pudieras serlo. Es solo un plano dibujado de memoria de algo que no podría existir.
La imagen linda en sus formas y la nota de color contrastando la masa geométrica que divide la asimetría.
