Lo vi aquí.
Afinar la localización taxonómica de lo representado nos lleva a consideraciones cualitativas que nos exigen especificar no solamente la situación emotiva en que se inscribe la personificación y su circunstancia perceptible, sino también la política ideotónica que levanta en nuestro propio mapa. Toda la reverberación alcanza una sintonización cuando introducimos una circunstancia general y específica que catalice los vectores en una ponencia. Así llegamos completamos la introductoria general y se nos permite proponer una valoración que sin dejar de ser apriorística, incide en áreas profundas como una interpelación a la coherencia debida de la estructura escencial y su percepción de el fenómeno y sus dones; pero dibujando el negativo, perfilando la oposición cualitativa ante la similitud accionaria. Dada la actitud curiosa, contemplativa, inquisitiva, desarrollándose en un ámbito pacífico, inerte, llevadero; se alza en el recuerdo la conformación inversa, una configuración cuya duda cobra la respuesta, que actúa en el ambiente para provocar la interacción y tiene más prisa que afán organizativo, todo en una coyuntura dinámica, reactiva a la emotividad, ahogada en la presencia exigente.
La imagen contemplativa hace exactamente lo que se ve que sucede, ahí se guarda su valor y acorde a ello los colores son calmados y el encuadre formal.