La estructura de el cuadro (si ya de por sí el ser lo que es lo confiere ser una imagen que refleja (un reflejo que imagina) lo que fue realidad en un presente tan concreto como extinto) sitúa a el reflejo como elemento central de la composición y de el sentido, aunque no llega a prescindir de el modelo concreto, tal vez para no presentar una obra idealista, pero es más seguro que, para dotar a la obra de un discurso como el que aquí se desarrolla.
Trato de establecer esa misma relación entre el reflejo de tu imagen y la ausencia de el modelo, y la principal diferencia que resalta y clama ser fundamental es la presencia de le tiempo como movimiento que dirime la validez de lo presente y es que si bien alguna vez coexistieron imagen y concreto, cuando fue así el concreto superaba en masa y luminiscencia a la imagen (solo una hipótesis sin hacerse teoría) y luego el concreto se diluye precisamente en el tiempo pretérito mientras la imagen se magnifica hasta hacerse concreto (¿no era ayer que hablábamos de autopoyesis?), todo lo concreto que puede ser un reflejo.
Y si desoye el clamor de el tiempo y se abstraen concreto e imágenes, el dilema se instala entre predecir a la imagen superando la realidad que alguna vez la sembró, sin traicionar su cualidad de ser ideal, ó reemplazando la realidad haciendo valedera su concreción hasta que resulte carente de sentido seguir buscando lo tangible. Sobre la segunda probabilidad habría que invocar a Seramis, que alguna vez estuvo en la conversación pero no creo haberla visto clarificándose.
Y hay otra línea de argumentos que se suscribe a estas cuestiones, definir dónde se sitúa la imagen o la necesidad que justifica su prescencia, tal vez es una función de la línea temporal y le urge crecer a medida que más lejos queda su musa, ó tal vez proyectándose desde la realidad es una consecuencia necesaria de cada existencia y todo lo que es debe seguir siendo frente a un espejo (o una mente esperanzada); y en ese plano físico se incrusta el tiempo en forma de divergencia como una constante que no calla su protagonismo.
Y yo debilitado de pretender pretenciosamente sostener la pretención de callar esa ausencia no me atrevo a mover las piezas después de acomodarlas en sus puestos de defensa, solo me aventuro a hipotizar una respuesta que podría ser cierta en su simpleza; la imagen aparece y se perfecciona como el mejor fulcro que converge la divergencia con su origen.
La imagen muy bonita, la escala cromática correcta para enfatizar la cualidad de cada masa, la posición subraya su naturaleza tan poco natural, sorprenden las fronteras en su representación acertada.